3 de diciembre
San Francisco Javier
presbítero
Memoria

¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     9, 16-19. 22-23

Hermanos:
Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!
Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión.
¿Cuál es entonces mi recompensa? Predicar gratuitamente la Buena Noticia, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere.
En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio.
Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes.

Palabra de Dios.


SALMO
    Sal 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)

R.
Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia.

O bien:

Aleluia.

¡Alaben al Señor, todas las naciones,
glorifíquenlo, todos los pueblos! R.

Porque es inquebrantable su amor por nosotros,
y su fidelidad permanece para siempre. R.


ALELUIA     Mt 28, 19a. 20b

Dice el Señor:
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.
Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.


EVANGELIO

Id por todo el mundo, anunciad el Evangelio

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     16, 15-20

Jesús se apareció a los Once y les dijo:
«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán.»
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.

Palabra del Señor.