28 de septiembre
San Wenceslao
mártir
No temáis ni os inquietéis
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro
3, 14-17
Queridos hermanos:
Dichosos ustedes, si tienen que sufrir por la justicia. No teman ni se
inquieten; por el contrario, glorifiquen en sus corazones a Cristo, el Señor.
Estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón
de la esperanza que ustedes tienen. Pero háganlo con suavidad y respeto, y con
tranquilidad de conciencia. Así se avergonzarán de sus calumnias todos aquellos
que los difaman, porque ustedes se comportan como servidores de Cristo. Es
preferible sufrir haciendo el bien, si esta es la voluntad de Dios, que haciendo
el mal.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 125, 1-2b. 2c-3. 4-5. 6 (R.: 5)
R. Los que siembran entre lágrimas
cosecharán entre canciones.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía que soñábamos:
nuestra boca se llenó de risas
y nuestros labios, de canciones. R.
Hasta los mismos paganos decían:
«¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!»
¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
y estamos rebosantes de alegría! R.
¡Cambia, Señor, nuestra suerte
como los torrentes del Négueb!
Los que siembran entre lágrimas
cosecharán entre canciones. R.
El sembrador va llorando
cuando esparce la semilla,
pero vuelve cantando
cuando trae las gavillas. R.
ALELUIA Mt 5, 10
Felices los que son perseguidos
por practicar la justicia,
porque a ellos les pertenece
el Reino de los Cielos.
EVANGELIO
No vine a traer la paz, sino la espada
+
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 34-39O bien
Santos Lorenzo Ruiz y compañeros
mártires
A todas partes llevamos en nuestro cuerpo
los sufrimientos de la muerte de Jesús
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los
cristianos de Corinto 4, 7-15
Hermanos:
Nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que
este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios.
Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos, pero no
desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados.
Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la
muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro
cuerpo. Y así aunque vivimos, estamos siempre enfrentando a la muerte por causa
de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne
mortal. De esa manera, la muerte hace su obra en nosotros, y en ustedes, la
vida.
Pero teniendo ese mismo espíritu de fe, del que dice la Escritura: Creí, y por
eso hablé, también nosotros creemos, y por lo tanto, hablamos. Y nosotros
sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos
reunirá a su lado junto con ustedes. Todo esto es por ustedes: para que al
abundar la gracia, abunde también el número de los que participan en la acción
de gracias para gloria de Dios.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 5b)
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor;
que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
El Angel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian! R.
ALELUIA Mt 5, 10
Felices los que son perseguidos
por practicar la justicia,
porque a ellos les pertenece
el Reino de los Cielos.
EVANGELIO
A causa de mí, seréis llamados ante gobernadores y reyes,
para dar testimonio de ellos y de los paganos
+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo
10, 17-22
Jesús dijo a sus apóstoles:
«Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán
en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para
dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo
que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes
los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a
su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes
serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el
fin se salvará.»
Palabra del Señor.